Del miedo a la esperanza – contribución de las herramientas para la gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo

Dr. Alejandro Morales

 

La Pandemia Covid 19 ha sido un desafío global en resiliencia y desarrollo de capacidad adaptativa de las personas, empresas y comunidades, tanto a nivel sociológico como laboral.  Nos hemos tenido que enfrentar a una situación sin parangón para las generaciones actuales y las respuestas a nivel de gobiernos, organizaciones y personas han sido variadas y con distintos resultados.

Desde la perspectiva del mundo del trabajo, el impacto de la Pandemia Covid 19 refleja el mismo abanico de acciones y resultados que comentábamos en el párrafo anterior.  Al inicio, durante el años pasado, las medidas más restrictivas llevaron al cierre de la mayoría de las actividades laborales, y el proceso de definir aquellas que calificarían como “esenciales” fue una primera instancia de discrepancia.  ¿Por qué esa actividad califica como esencial y mi trabajo no?  fue una de las tantas preguntas que surgieron.

En general, la información difundida por la Autoridad Sanitaria no permitió obtener una respuesta que diera satisfacción a la mayoría de quienes se vieron afectados por la exclusión de sus actividades, y las empresas calificadas como esenciales debieron implementar medidas de protección de contagio, para el cuidado de sus trabajadores.  Paralelamente, hubo distintas estrategias de las empresas para enfrentar la crisis.

Algunas empresas se acogieron a beneficios de suspensión temporal de contratos, otras optaron por implementar aceleradamente la modalidad de trabajo a distancia.  Superados los meses iniciales de medidas de confinamiento, las empresas debieron retornar a los lugares de trabajo, total o parcialmente.  En ese momento las medidas para la protección del contagio de las personas se basaron principalmente en las herramientas de los Sistemas de Gestión de Riesgos Laborales (SGRL), aplicadas y adaptadas al riesgo biológico que representa Covid 19, algunas de las cuales se comentan en mayor detalle a continuación.

Evaluación de Riesgo y Barreras de Protección. Los lugares de trabajo tuvieron que revisar sus procesos y procedimientos para identificar los “momentos” y zonas de riesgo de contagio.  Para sistematizar este análisis, el uso de las herramientas de identificación y cuantificación de riesgo y luego la construcción de mapas de riesgo y la definición de barreras de protección, de uso habitual en la gestión de riesgo laborales, se adaptaron para el riesgo biológico Covid.

La evaluación de riesgo permitió además definir lugares físicos y cargos de mayor riesgo de contagio (atención de público, espacios cerrados) e implementar las barreras de protección correspondientes, usando la Pirámide de Jerarquía de Controles (Eliminación, Medidas de Ingeniería, Medidas Administrativas, Equipos de Protección Personal) usada también por los SGRL.

Como resultado de estos análisis se implementaron diversas medidas tales como las evaluaciones de salud (listas de chequeo) para identificar síntomas previos al ingreso a los lugares de trabajo, la  adaptación de los procedimientos de ingreso a los lugares de trabajo (Ej. Segregación de vías de entrada y salida; eliminación de registros físicos de firma; horarios diferidos de ingreso y salida), y la modificación de los lugares de trabajo para cumplir con las medidas básicas de protección de contagio (distancia social, uso de mascarillas, lavado frecuente de manos / uso alcohol gel).

Identificación de Evento Crítico y Medidas de Recuperación. Los SGRL disponen también de herramientas para la identificación e investigación de eventos críticos, y la implementación de medidas de recuperación precoz posterior al incidente, para evitar su escalamiento.  Esta estrategia se aplicó también en la protección de los trabajadores en sus lugares de trabajo, mediante la definición de medidas a implementar luego de la identificación de un caso Covid en algún trabajador, o la aparición de síntomas Covid durante la jornada laboral. La creación de procedimientos para notificar síntomas y para el aislamiento y el manejo de casos sospechosos de Covid ha permitido a las empresas prevenir y controlar brotes Covid 19 en los lugares de trabajo y entregar tranquilidad a las personas.

 

Salud Ocupacional y Bienestar.  La Pandemia ha impulsado las acciones e iniciativas relacionadas con la promoción y protección de la salud y el bienestar de las personas en sus lugares de trabajo.  Un ejemplo de esto ha sido la calificación de los casos Covid 19 como enfermedades profesionales en las personas que se desempeñan en instituciones de salud, habida consideración del aumento del riesgo que significa su trabajo con personas con Covid.  Adicionalmente, las medidas de protección y promoción de la salud física y mental de las personas, independientemente del lugar físico (presencial o a distancia) donde realicen sus funciones, ha permitido visibilizar la importancia de los factores de riesgo psicosocial al punto que la Organización Internacional para la Estandarización – ISO publicó el pasado 8 de junio de este año una norma específica (ISO 45003) para la gestión de los riesgos psicosociales en los lugares de trabajo.

 

Del Miedo a la Esperanza.  La evolución de la Pandemia ha mostrado ser más lenta y más difícil que lo esperado.  Las grandes expectativas generadas por la disponibilidad de vacunas a fines del año 2020 se han enfrentado a los desafíos de alcanzar coberturas poblacionales de vacunación que permitan alcanzar la inmunidad de rebaño, y a las dificultades de suministro de dosis de vacunas a los distintos países del mundo. Nuestro país ha sido destacado a nivel mundial por la rápida y eficiente vacunación de su población, en concordancia con una larga tradición sanitaria basada en un sólido programa de inmunizaciones que lleva varias décadas de ejecución.

Si bien la aparición de nuevas cepas (variantes de preocupación) de Covid 19 y en particular de la variante Delta ha puesto en alerta a los sistemas sanitarios mundiales, la evidencia hasta el momento es que las vacunas siguen siendo efectivas y que el control de nuevos brotes requiere mantener las medidas básicas (uso de mascarillas, lavado frecuente de manos, ventilación de espacios cerrados, distanciamiento social) además de cumplir con los programas de vacunación y de dosis de refuerzo.  Cabe mencionar que un tema no resuelto hasta este momento es la resistencia a la vacunación de distintos grupos poblacionales.

En resumen, todavía queda mucho camino por recorrer antes de que podamos declarar el término de la Pandemia.  Sin embargo, la aplicación de las estrategias y herramientas de los SGRL han permitido “navegar” la Pandemia con una visión optimista y han visibilizado además la importancia de la promoción y protección de la salud mental y física de las personas.

Un desafío por superar es el diseño de estudios y estrategias comunicacionales que permitan enfrentar de mejor forma la resistencia a la vacunación en grupos de personas que se oponen a la vacunación por distintas razones.